Por Maylín Vidal
La Habana, 12 ene (Prensa Latina) De discos como Pies descalzos, con composiciones que rozaban la poesía, a una trilogía de canciones de despecho en la que parece más bien una batalla entre reguetoneros, con el perdón de muchos, Shakira ¿dónde estás corazón?
Parafraseando otra de sus creaciones, la colombiana ha dejado ver claramente que está «rabiosa». Es, como diría en otro de sus temazos «inevitable». Se entiende, está pasando por una situación sentimental muy dura.
Pero su más reciente colaboración con el argentino Bizarrap ha dejado a no pocos «ciegos, sordos y mudos», es más casi atónitos. Ha sido un dardo tras otro pero no con la altura de quien para muchos es una de las mejores compositoras de pop-rock latino en la década de los 90 y parte de este siglo XXI.
En apenas 15 horas, el video de Music Sessions #53, ha logrado lo que quizás ella misma describe en una de las oraciones que le dedica a su ruptura con quien fuera su pareja y padre de sus dos hijos, el exfutbolista español Gerard Piqué.
«Ahora las mujeres no lloran, las mujeres facturan», le dice y sí que tiene razón. Ocho horas después de lanzar el video ya acumulaba ocho millones de vistas en Youtube y al cierre de esta nota sobrepasa los 28 millones. Algo parecido sucedió con la primera de esta trilogía de despecho (Te felicito y Monotonía).
Cierto que decantar su dolor como mejor sabe hacerlo, en negras y corcheas, ha sido su manera de verter todo eso que lleva dentro, pero se nota, y desde hace ya varios años, que la colombiana ha cambiado su esencia siguiendo las normas que dicta el mercado.
Hoy está facturando sus emociones, dijo alguien por ahí en uno de los miles y miles de mensajes sobre Shakira, cuyo nombre deviene noticia del día y trae a los algoritmos de Google, Facebook y demás redes sociales locos, sin olvidar la fiesta de memes que van de un lado a otros que dan para engrosar la lista de récord guiness.
No se puede vivir con tanto veneno, -diría una de las tantas letras de sus canciones-, y remata: «no se puede dedicar el alma a acumular intentos, pesa más la rabia que el cemento». Pura poesía que dista mucho de la lírica actual, dígase frases como «sorry, baby, hace rato que yo debí botar ese gato».
O más allá como «cambiaste un Ferrari por un Twingo. Cambiaste un Rolex por un Casio». De rock-pop, pasando por algo de fusión de vallenato, de salsa, de cumbia, de bachata, Shakira es una camaleónica artista que ha pasado por todo en un intento de reinventarse, de aquí que salvo de esta nueva canción su lado más rapero.
Tenía apenas 19 años cuando escribió Antología, otra joyita de su discografía, donde mostraba madurez. Era la época en la que buscaba a su amor en un cuadro de Botero. Cierto que para llegar a más audiencia hay que hablar con un lenguaje actual, pero también es cierto que la colombiana tiene para eso y para más con la altura que unas décadas atrás demostró.
Ojalá en su próximo despecho vuelva a reencontrar el rumbo, beba de su esencia y nos traiga la inspiración buscando un nuevo amor «en cuadros de Botero» y hasta en sus más de mil canciones.